MITOLOGIA DE SAGITARIO
SAGITTARIUS es una silueta imaginaria mitad hombre y mitad caballo (centauro) con un arco tendido y preparado con la flecha. A éste se le llama también Croto, quien salió a cazar al ponzoñoso Scorpius, al cual Sagittarius apunta en el cielo con su arco. Scorpius había matado al poderoso cazador Orión, situado en el gajo de Taurus.
Croto estaba obligado a perseguir su presa en memoria de su amigo y compañero de caza caído. Era tal su motivación de cazar a Scorpius, que los dioses del Olimpo decidieron colocarle entre las estrellas para que encontrara a ese peligroso animal celeste.
Con Sagitario están relacionados varios mitos de los Centauros: el primero entre todos el de Ixión, rey de los Lapitas (el jefe, el rey), que para no pagar el precio pactado con el suegro para desposar a su hija Día (los intereses materiales), le tendió una terrible trampa constituida por un pozo lleno de brasas y escondido por madera y polvo.
Deioneo cae en el pozo y muere. Ixión fue presa de la locura (la irracionalidad) y ningún dios quiso absolverlo de la culpa. Solo Zeus se apiadó de él, lo absolvió y lo elevó a los cielos. Pero Ixión vuelve a caer preso, esta vez de sus instintos carnales e intenta seducir a Hera. Zeus entonces ofrece a la mirada de Ixión una nube con la forma de Hera, así fue generada una criatura mitad hombre y mitad caballo que fue llamado Centauro, que a su vez, con las yeguas que pastaban en el valle Pelión generó la estirpe de los centauros.
La parte más iniciática del Sagitario puede ser atribuida al centauro Quirón más apacible y justo que se había labrado estas cualidades mediante un prolongado retiro en una gruta de tal modo que su aislamiento le había otorgado sabiduría y erudición.
El otro centauro es Nexus que intentó seducir a Deyanira, esposa de Heracles y por esto fue herido de muerte. Cuando expiraba, convenció a la crédula joven de que recogiese su sangre y se sirviese de ella como filtro para la inmortalidad. Deyanira le ofreció a su esposo una túnica que había teñido con la sangre del centauro. Cuando Heracles se la puso, esta se pegó a su cuerpo produciéndole tan atroces quemaduras que llevaron al héroe al suicidio (el castigo por haber cedido a la pasión de los celos y de la venganza).
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